la ciudad se hace noche y va comiendo los últimos
resquicios de luz natural de los rincones.
siento la tentación de perderme en ella
y dejar que me invada, que me penetre reclamando propiedad.

cerrar los ojos y exiliarme de lo real y lo simbólico
de héroes y perros
de lo que debe ser y de lo que es
de pieles y disfraces
de sonrisas y miradas
de puertas y guaridas
de soles y escasas verdades
de flores y cenizas
de espejos y esperanzas...
desaparecer de mis temores,
reconciliarme con mis fracasos,
cenar con mis fantasmas y brindar

brindarme, brindarte, brindarnos,
en copas, en tazas, en vasos, de a chorrito,
en baldes, gotero, o en caldero de bruja,
con manguera, en tacitas de muñecas,
con cuchara, por sorbos o como manantial...
brindar con quimeras, con vino y luna,
por lo que fuimos, por lo que no llegamos a ser,
por todo lo que te pude querer,
por los papeles en mi bolsillo
por la nada,
por este vacío,
porque no te falte un amor,
por tu tiempo y por el silencio del mío,
por tu silueta que reconozco en la memoria y que se escurrió por mi vida
por mi muerte, que ya vino y le dió al tiempo mis cenizas
por las rejas y los letreros
por mi entierro y mi nacimiento
por esta luz que me baña
y por la despedida